antilogía de fabulaciones

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SILVINA VITAL


LA MANCHA – HISTORIA CHIQUITA
Texto de una Publicación Oral Radiofónica | Marzo 2012

 Buenas noches. Vengo a contar una historia real porque según me explicaron (y María CV no me deja mentir) éste es un espacio para historias chiquitas y las historias reales casi siempre son chiquitas. Y de paso le confieso que también me explicaron que éste es un espacio de historias para alguien, así que aprópiese, esta historia es para usted. Es más, si quiere le cuento la historia detrás de la historia chiquita -o no, deje, esa historia la dejo para otro día. Es fácil escribir una historia chiquita porque todas las historias, aun las que terminaron gigantes y dieron la vuelta al mundo, comenzaron chiquitas. Así que con sólo tomar el comienzo de alguna, o extirparle un pedazo a otra, o resumir la cuestión en pocas palabras radiales, ya tengo una historia para contarle; sí, porque a USTED le cuento.

Otra vez la lluvia simula alejarse con rumbo desconocido pero yo sé que se ha camuflando en mi techo y que parte de ella está agazapada en mi cielo raso, del lado de adentro de mis ojos. Miro obsesivamente esa mancha en el techo y espero que hable, que grite dolor, que dispare un lamento. Pero nada. La mancha me mira y hasta creo que cobra vida y se ríe. La miro con ojos de balde, de súplica, de pregunta, y nada.

Mi historia chiquita es casi insignificante, una puja pequeñita, como casi todas las contiendas cotidianas. Es la historia de mi lucha contra el techo (sí, contra el techo) que cada vez que llueve me desafía un poco más y me recuerda quién tiene el poder en esa casa. Eso vengo a contarle, y de paso a pedirle ayuda para ver si haciendo causa común con alguien logro recuperar el poder y librarme de la mancha.

Vuelvo a mirar y paso horas en vigilia y con la vista en alto. Finalmente lo escucho; el latido de la mancha está ahí y puedo oírlo. No es la lluvia, es la mancha. No es el cielo raso, es la mancha en mis ojos. Tenue, lo escucho leve al principio, hasta que los sentidos se alinean y todo se palpa a latido. El grito enmudece y los lamentos se lavan pero la mancha late y llora, y yo sigo debajo con mi mirada de balde.

No es que no tenga otra historia para contarle, pero siguiendo la premisa de la historia chiquita, ésta viene como anillo al dedo. Si quiere le miento y le digo que es una gran historia contada en pocas palabras, que tomé la idea a partir del análisis profundo de los grandes autores del siglo XX, que inspirada en la mismísima Virginia Woolf tomé el agua como elemento simbólico, que el techo, la mancha, la pintura… No, no voy a mentirle.

Hay un monstruo de agua ahí adentro, entre los ojos del cielo y mis ojos pardos. Hay un monstruo que danza en su propio vientre, encerrado en el latido de su propia ausencia. Hay un monstruo que grita en su profundo silencio mientras yo cuento los latidos de su encierro y sostengo la mirada y el balde.

Le confieso, sí, que mi historia chiquita ha tomado relevancia a partir de que se ha vuelto casi una obsesión. Usted sabe: no todos los días uno mira el techo y ve protuberancias amarillentas inflamadas de agua amenazándole la cabeza. Incluso, y sin ánimo de crearle sospechas vanas, a veces creo que hay alguien ahí dentro, que se ha instalado un maleficio con su pileta inflable. Pero no me haga caso, eso es una locura. Ésta que le cuento es la historia chiquita de una casa chiquita con una mancha chiquita en un techo chiquito que un día, después de que durante años lo viniera anunciando una grieta, comenzó a llover una lluvia que empezó chiquita, que cayó y cayó y cayó, creo que nada más que para darme esta historia chiquita para contarle aquí hoy. Le cuento, entonces, chiquitito… La lluvia, el techo, una grieta, la mancha; vengo a contarle que siempre me llueve, chiquito y grande, cuando llueve.

Monstruo de agua danzando en mi techo, escondido en las alas de mis ojos pardos, pronto, muy pronto, tu mancha será historia.

¿Vio? Le dije que era una historia simple, así de chiquitita. La próxima, le prometo, le traigo una historia larga, romántica. Chau. 





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COMPAÑÍAdeÁNIMAS
FENÓMENOS CULTURALES
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