inánimas de babel

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Después de ver varias películas en el cine, los ángeles saltan desde la Torre de Babel.
Las crónicas cuentan la historia de los ángeles caídos que anhelan transformarse en hombres.
Así fue como tanto ángel estrellado contra el suelo merma la población de la especie casi hasta su extinción.



Macedonio Hernández | BABELBABEL o la construcción de la confusión




[Se invoca a sumar datos a quienes deseen practicar el arte de sus oficios]
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inánimas de almacén

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Los que viven anunciando el fin del mundo, viven del pasado, de lo que ya fue.
Diógenes Hozté | Legumbres y Fideos Secos

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A veces, creo que la mayor pelotudez radica en postergar la muerte.
Otras veces, no creo que sea una pelotudez.
Esas otras veces, lo afirmo.
Macedonio Hernández | Fiambrería

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Estar solo no es "uno y nadie más". Estar solo es, ser "abandonado".
Macedonio Hernández | Libreta de Almacén



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inánima sanitaria

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Visto el éxito comercial alcanzado con el negocio de la gripe y otras pandemias, se ha ordenado a los municipios y comunas de la región paranauta que procedan a sembrar mosquitos como parte de la campaña de difusión del dengue.




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inánima de medianoche

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Se sabe que en esta aldea el día inicia en una medianoche y concluye en la siguiente.
Lo que ignoran los aldeanos es ¿cuántas medianoches hay, entonces, en un día?



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inánima del ojo

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¿Alguien recuerda el nombre del oculista ciego que fue a ver cómo andaba el Instituto de Ojos de Venado Tuerto?



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inánimas del cuento

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a veces
uno cree
que
es una pena morirse antes de empezar
a escribir el cuento



pero después
uno comprende
que
es irremediable




fuente:
diógenez hozté. no confundir el cuento con algunos cuentos.
ciudad de la rosa y el río: ges, 1985




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inánimas de marzo

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En esta aldea,
cuando el gesto de dar reproduce el gesto de pedir,
la revolución en cadena se transforma en cadena reaccionaria.

[Julian Donov | MULTIPLICACIÓN DE LOS PLANES]



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inánima evolutiva

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Del Club del Progreso al Mercado del progreso para terminar en Merca Y PRO.

[Ladislao Jolmberg | La bolsa sin huesos]



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inánima para la biografía de alguien

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Peter Handke
Lied Vom Kindsein (Canción de la niñez)

Cuando el niño era niño,
andaba con los brazos colgando,
quería que el arroyo fuera un río,
que el río fuera un torrente,
y este charco el mar.

Cuando el niño era niño,
no sabía que era niño,
para él todo estaba animado,
y todas las almas eran una.

Cuando el niño era niño,
no tenía opinión sobre nada,
no tenía ningún hábito,
frecuentemente se sentaba en cuclillas,
y echaba a correr de pronto,
tenía un remolino en el pelo
y no ponía caras cuando lo fotografiaban.

Cuando el niño era niño
era el tiempo de preguntas como:
¿Por qué yo soy yo y no soy vos?
¿Por qué estoy aquí y por qué no allá?
¿Cuándo empezó el tiempo y dónde termina el espacio?
¿Acaso la vida bajo el sol es tan solo un sueño?
Lo que veo oigo y huelo,
¿no es sólo la apariencia de un mundo frente al mundo?
¿Existe de verdad el mal
y gente que en verdad es mala?
¿Cómo es posible que yo, el que yo soy,
no fuera antes de existir;
y que un día yo, el que yo soy,
ya no seré más éste que soy?

Cuando el niño era niño,
no podía tragar las espinacas, los porotos,
el arroz con leche y el coliflor.
Ahora lo come todo y no por obligación.

Cuando el niño era niño,
despertó una vez en una cama extraña,
y ahora lo hace una y otra vez.
Muchas personas le parecían bellas,
y ahora, con suerte, solo en ocasiones.
Imaginaba claramente un paraíso
y ahora apenas puede intuirlo.
Nada podía pensar de la nada,
y ahora se estremece ante a ella.

Cuando el niño era niño,
jugaba abstraído,
y ahora se concentra en cosas como antes
sólo cuando esas cosas son su trabajo.

Cuando el niño era niño,
como alimento le bastaba una manzana y pan
y hoy sigue siendo así.

Cuando el niño era niño,
las moras le caían en la mano como sólo caen las moras
y aún sigue siendo así.
Las nueces frescas le eran ásperas en la lengua
y aún sigue siendo así.
En cada montaña ansiaba
la montaña más alta
y en cada ciudad ansiaba
una ciudad aún mayor
y aún sigue siendo así.
En la copa de un árbol cortaba las cerezas emocionado
como aún lo sigue estando.
Era tímido ante los extraños
y aún lo sigue siendo.
Esperaba la primera nieve
y aún la sigue esperando.

Cuando el niño era niño,
tiraba una vara como lanza contra un árbol,
y ésta aún sigue ahí, vibrando.








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inánima de la inimputabilidad

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No quieren evitar que maten. Para matar los educan.
Quieren que maten a sus semejantes. Para eso los educan.
Sólo si matan a sus educadores La Ley debe condenarlos.



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inánimas de otra visita guiada al cielo

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Atención, atención, se anuncia a todos los que vienen cayendo desde el mundo en esta visita guiada que estamos arribando al cielo por Plataforma Limbo Número 56.

Atención, atención, pueden ir aumentando la lentitud de su caída hasta detenerse. Cuando alcancen estado de reposo peguen el chifle.

Recuerden que este micro de visitas guiadas es auspiciado por Compañía de Ánimas: una empresa que nos lleva de Cualquierlugar a Ningunaparte.

Bien, compañeros y compañeras en visitación guiada, hemo arribato, anque mejor, hemo bajato. Están ustedes… en el cielo.


Casas más, casas menos, todos los cielos se parecen.


- Casas más, casas menos, todos los cielos se parecen.


Aunque si ustedes observan hacia cualquiera de los siete puntos cardinales no verán casa alguna.
Es más, y ya es tiempo de aceptar los hechos.
Repitan la observación hacia cada uno de los siete puntos cardinales. ¿Comprenden ahora?
Es verdad, visitadores, llegamos hasta este páramo para saber: en el cielo no hay Nadie. En el cielo apenas hay Nada.


- Demostraciones del caer, en el cielo no hay nadie.


Y algunos, queridos caídos, consideran que esta evidencia es una cualidad eterna del lugar.


- En el cielo apenas hay Nada.


Pero como tenemos que seguir confiando en los libros de visitas, puedo informar que hay creyentes crédulos que creen que este fenómeno sólo ocurre durante el mes de enero pues coincide con la Feria en los Tribunales del Juicio Final.


- Pero lo cierto es que en el cielo no hay Nadie.


En el cielo no hay nadie. En el cielo apenas hay Nada.

Aunque también están aquellos que señalan un error en el observador pues, dicen que dicen, cielo y universo son la misma cosa. Entonces, dado que el cielo rodea al mundo, sólo existe cielo infinito y ese cascote errante que vaga por el universo deriva inmerso en él.
Se sigue que, todos, hemos caído esta noche desde el cielo hacia el cielo.


- Porque no fuimos hechos para volar, lo nuestro es la caída.


Así es. Y siempre será más conveniente dejarse caer desde La Tierra que repetir los inútiles fracasos de Ícaro.
No fuimos hechos para volar, lo nuestro es la caída.


- Y dudo del infinito.


Yo también, dudo del infinito.


- No fuimos hechos para volar, lo nuestro es la caída.


- Entonces, visitadores guiados, cierren los ojos, aprovechen este patético accidente para seguir cayendo más allá del cielo, hasta los extramuros de algún buen sueño de noches de verano. Aunque el verano sea un fenómeno terrestre que carece de sentido en el cielo, cierren ahora los ojos, mejor será soñar.


- La caída es un viaje desde Cualquierlugar a Ningunaparte.


- Angelitos caídos, aprovechen. Porque dicen los navegantes que, a fin de cuentas, “lo fundamental de cualquier viaje es que uno tenga a quien contárselo”.


- Pero a fin de cuentos, dudo del infinito.


- Bueno, ya que se tomaron la molestia de llegar hasta acá, regresen al menos con un suvenir. Conozcan, ahora, al hacedor de toda esta nadería.
Así, de paso cañazo, comparten el pan de un lamento. Comprueben con nosotros el decir de tantos profetas. Lleven de regreso, la verdad de sus libros.
Dice el lamento que cierra este micro… Todo esto es así porque Dios, es argentino.


- Pobre universo. Pobre cielo.


Pobre universo. Pobrecito el cielo. Es verdad, angelitos míos: Dios, es argentino.
Pobre universo, Dios es argentino. A veces, hasta me da lástima el cielo.


- Tranquilo. Casas más, casas menos…


Como diría el cantautor redondo ricotero: “A caer mi amor, vamos a caer mi amor…”






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inánima del cansancio

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Tan cansado anda el tipo
que ya no ruega por un Año sabático.
Le basta la continuidad abecedaria:
un Baño sabático
un Caño sabático
o, por lo menos,
un Daño sabático.



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inánimas del no creer

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Los habitantes del pueblo nunca creyeron en los Reyes Magos.
Pero todos los años, al llegar estos días de enero, los recuerdan para decir “nosotros no creemos en los Reyes Magos”.
“Sabemos que los Reyes Magos no existen”.
“Lo que sabemos es que hay que luchar”.
“No creemos. Sabemos, sólo sabemos que hay que luchar”.

Los habitantes del pueblo se van muriendo de tanto luchar en la vida.
Y los que quedan vivos, al pasar el tiempo, los van olvidando.
Pero nadie en el pueblo olvida que los Reyes Magos no existen.
Todos los años recuerdan que no creen en los Reyes Magos.
Todos los años van olvidando a los que se han muerto.

Los vivos se olvidan de los muertos pero recuerdan aquello en lo que no creen.
Tal parece que perduran más los que no existen que los que luchan.

Y los nietos ya no recuerdan a sus abuelos muertos de tanto luchar.
Pero siguen recordando, año tras año, al llegar estos días de enero, que no creen en los Reyes Magos porque los Reyes Magos no existen.
Sólo recuerdan que no creen.
Y luchan hasta el olvido.
Luchan toda la vida. Bertold los llama “los imprescindibles”.

Con el tiempo, los habitantes del pueblo irán olvidando a los que lucharon toda la vida.
Con el tiempo, Bertold será olvidado.
Han dejado de creer sólo para transmitir, generación tras generación, aquello en lo que no creen.

Tonces, un día el hijo, Juan Carlos, regresa de la lucha y canta “Mami, ya no creo en nada”.
Se quita las botas. Corta un puñado de pasto. Deja estas cosas junto a la ventana y se duerme,
tratando de soñar lo que no existe.


Publicado en
HACEDORES DE PALABRAS | Enero 2001



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