Sergio Francisci | De los Animales que Vuelan



De los Animales que Vuelan

De cuando los diableros, los cirujas y los titiriteros
se invocaban en el Balneario Los Ángeles
a fabular historias que hablaban de ellos…

Narradora: Dicen en Babel y en los arrabales de la ciudad de la Rosa y el Río que alguna vez, allá por el principio de la nadería, un tal Dios inventó a los ángeles y a los perros.
A los ángeles les impuso la gravedad de los preceptos. A los perros, la intuición de la alegría. Por eso puso alas en los ángeles. Y colas en los perros.
Y mientras los ángeles sacudían sus artilugios intentando volar, los perros los perseguían por todo el cielo para tentarlos a los juegos y a la risa.

Ahí se inicia la historia de los caídos. Y se explica la razón por la cual los perros aún en día persiguen a los ciclistas por la calle. Pero estas historias cíclicas no serán voz para esta tarde.

Sí nos incumbe saber que cierto fue que los ángeles protestaron y se cuenta que el tal Dios inventó a los hombres para darles compañía a los perros. Y los mandó al Paraíso. Y ya conocemos la historia de las primeras estupideces humanas. Los rajaron del Edén.
Lo que tal vez no sepan es que, cuando piantaron a la Eva y al Adán, los perros del lugar decidieron ir con ellos. El dueño del circo, ese tal Dios, intenta retenerlos. Les profetiza futuras desgracias pero la perrunada se manda a mudar siguiendo a la pareja expulsada. Y se cuenta que hasta la Eva y el Adán se fueron moviendo la cola.

Empero los ángeles se quedaron solos y siguieron protestando. Ya en la tierra como en el cielo comenzaron a correr los aforismos. Los muros del arriba y del abajo se llenaron de grafitis.

Enojados con el inventor, una patota de ángeles escribió en las paredes de la Vía Láctea:
Dicen que los perros se parecen a sus dueños: por eso, el perro de Dios no existe.

En respuesta, un grupo perruno estampó en el pórtico del Palacio de Ángeles:
“Viva Perrón”

Y ahí siguió una serie de toma y daca que un tal Rafael Pérez Estrada compiló en su “Relación y naturaleza de los ángeles”. Ahora paso a citar algunas de estas expresiones. Pero quiero que sepan que les voy a meter el perro.

Ahí vamos. Dicen que…
“El ángel de la muerte tiene los labios fríos” [*]
El perro de la muerte pinta los ojos de Goya.

“Cree el ángel en su inocencia que hay hombres de la guarda”
El perro cree en su inocencia más que en los hombres.

“Con el ángel caído empieza la gravedad”
Con el perro caído se agrava el dolor del alma nuestra.

“El ángel del ciego es tacto”
El perro del ciego es todo sentido.

“El ángel del suicida tiene forma de grito”
El perro del suicida está encadenado en el fondo de la vida.

“Mueren los ángeles en el espacio que media entre el pelotón y el ejecutado”
Los perros no abandonan ni en la muerte.

“El ángel del sediento tiene palabras de polvo”
El perro del sediento desgarra sus patas en la tierra buscando ríos profundos.

“El ángel del solitario vive en otra casa”
El perro del solitario siempre aguarda en la puerta.

“El plumero es un escarnio para el ángel”
El bozal es el escarnio del perro.

Ladran, Sancho… Ya me voy.

Dejo unas pocas ideas al salir.
En la puerta de una iglesia de Saladillo puede leerse:
Perro nuestro que estás en el cielo.

Pero hay los hombres que cortan la cola del perro porque no soportan la expresión de la alegría.

Por eso les digo, si hay Juicio Final, los perros abandonados serán nuestros jueces…





[*] Las expresiones encomilladas que siguen fueron escritas por Rafael Pérez Estrada








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