inánimas de otra visita guiada al cielo

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Atención, atención, se anuncia a todos los que vienen cayendo desde el mundo en esta visita guiada que estamos arribando al cielo por Plataforma Limbo Número 56.

Atención, atención, pueden ir aumentando la lentitud de su caída hasta detenerse. Cuando alcancen estado de reposo peguen el chifle.

Recuerden que este micro de visitas guiadas es auspiciado por Compañía de Ánimas: una empresa que nos lleva de Cualquierlugar a Ningunaparte.

Bien, compañeros y compañeras en visitación guiada, hemo arribato, anque mejor, hemo bajato. Están ustedes… en el cielo.


Casas más, casas menos, todos los cielos se parecen.


- Casas más, casas menos, todos los cielos se parecen.


Aunque si ustedes observan hacia cualquiera de los siete puntos cardinales no verán casa alguna.
Es más, y ya es tiempo de aceptar los hechos.
Repitan la observación hacia cada uno de los siete puntos cardinales. ¿Comprenden ahora?
Es verdad, visitadores, llegamos hasta este páramo para saber: en el cielo no hay Nadie. En el cielo apenas hay Nada.


- Demostraciones del caer, en el cielo no hay nadie.


Y algunos, queridos caídos, consideran que esta evidencia es una cualidad eterna del lugar.


- En el cielo apenas hay Nada.


Pero como tenemos que seguir confiando en los libros de visitas, puedo informar que hay creyentes crédulos que creen que este fenómeno sólo ocurre durante el mes de enero pues coincide con la Feria en los Tribunales del Juicio Final.


- Pero lo cierto es que en el cielo no hay Nadie.


En el cielo no hay nadie. En el cielo apenas hay Nada.

Aunque también están aquellos que señalan un error en el observador pues, dicen que dicen, cielo y universo son la misma cosa. Entonces, dado que el cielo rodea al mundo, sólo existe cielo infinito y ese cascote errante que vaga por el universo deriva inmerso en él.
Se sigue que, todos, hemos caído esta noche desde el cielo hacia el cielo.


- Porque no fuimos hechos para volar, lo nuestro es la caída.


Así es. Y siempre será más conveniente dejarse caer desde La Tierra que repetir los inútiles fracasos de Ícaro.
No fuimos hechos para volar, lo nuestro es la caída.


- Y dudo del infinito.


Yo también, dudo del infinito.


- No fuimos hechos para volar, lo nuestro es la caída.


- Entonces, visitadores guiados, cierren los ojos, aprovechen este patético accidente para seguir cayendo más allá del cielo, hasta los extramuros de algún buen sueño de noches de verano. Aunque el verano sea un fenómeno terrestre que carece de sentido en el cielo, cierren ahora los ojos, mejor será soñar.


- La caída es un viaje desde Cualquierlugar a Ningunaparte.


- Angelitos caídos, aprovechen. Porque dicen los navegantes que, a fin de cuentas, “lo fundamental de cualquier viaje es que uno tenga a quien contárselo”.


- Pero a fin de cuentos, dudo del infinito.


- Bueno, ya que se tomaron la molestia de llegar hasta acá, regresen al menos con un suvenir. Conozcan, ahora, al hacedor de toda esta nadería.
Así, de paso cañazo, comparten el pan de un lamento. Comprueben con nosotros el decir de tantos profetas. Lleven de regreso, la verdad de sus libros.
Dice el lamento que cierra este micro… Todo esto es así porque Dios, es argentino.


- Pobre universo. Pobre cielo.


Pobre universo. Pobrecito el cielo. Es verdad, angelitos míos: Dios, es argentino.
Pobre universo, Dios es argentino. A veces, hasta me da lástima el cielo.


- Tranquilo. Casas más, casas menos…


Como diría el cantautor redondo ricotero: “A caer mi amor, vamos a caer mi amor…”






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