inánima de los monstruos

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la monstruo del museo

Ella fluía sonámbula por las galerías del Museo de Bellas Artes. Ella, la Casta Niño: esencia oculta en los arcanos del lugar. La hermosura hermafrodita de su desnudez era tal que los espejos, incapaces, le negaban el don de sus oficios.

Ella caminó por la galería de mis ojos hasta perderlos en el espanto del deseo. Ciego, desperté inmerso en las tinieblas del pudor. Mi mano agregó su nombre a los índices de un bestiario clandestino y obsceno.
Entonces supe que los monstruos más terribles se nos presentan bajo la forma más perfecta de la belleza.

En los alrededores del museo, las estatuas, temblaron conmigo.





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1 comentario:

Anónimo dijo...

Cierto, monstruos respirando bajo la máscara de lo apacible y hermoso. Los hay, mi estimado Sergio.

Mi saludo.